El hongo Candida albicans forma
parte de la flora microbiana vaginal
normal, pero en determinadas ocasiones, su crecimiento anormal produce una vulvo-vaginitis, realmente molesta e incomoda para la mujer.
Los síntomas de la candidiasis
vaginal son: irritación y picor vulvar, cambio del aspecto del flujo (opaco, blanquecino y con agregados adherentes), mal olor, ardor,
y molestia al orinar y durante el coito.
Es una infección de transmisión
sexual, pero la causa principal es la alteración de la flora vaginal, producido
por un cambio hormonal ( embarazo, menopausia), la toma de antibióticos, que
elimina parte de la flora normal, uso de jabones inadecuados que alteran el pH
natural, lavados vaginales, diabetes mellitus, estrés o toma de corticoides.
El tratamiento tópico con antifúngicos
imidazólicos como el clotrimazol, ketoconazol, miconazol o fenticonazol es el
tratamiento de elección. Se aplican en forma de óvulos o cremas vaginales,
de una sola aplicación o de varias aplicaciones, estos preparados deben
aplicarse por la noche justo antes de acostarse, para garantizar que el
medicamento permanezca el máximo tiempo
posible en el interior de la vagina.
También se recomienda la
aplicación de una crema con uno de estos antifúngicos en los genitales externos
durante una semana para tratar la vulvitis que normalmente acompaña a la
candidiasis vaginal, y debería tratarse también la pareja sexual, con esta
misma crema, sobre todo si presenta irritación o inflamación del glande (balanitis).
Durante el tratamiento es
conveniente utilizar preservativo en las relaciones sexuales, para evitar la
irritación local, que puede producir el antifúngico como reacción adversa.
Cuando la infección es muy severa
o no es suficiente con el tratamiento tópico, se recurre al tratamiento oral
con fluconazol o itraconazol, siempre bajo prescripción médica.
El beneficio de los probióticos:
Debido a que la candidiasis se
produce por un desequilibrio de la flora vaginal, es muy recomendable el uso de
probióticos, que restauren la flora alterada y contrarresten el crecimiento del hongo
patógeno de forma descontrolada.
En la farmacia puedes encontrar lactobacillus
en forma de óvulos para la aplicación vaginal
o en comprimidos para la administración oral.
Los lactobacillus producen ácido láctico
que restablece el pH fisiológico de la vagina y los mecanismos de defensa naturales, con lo que se inhibe el crecimiento de microorganismos patógenos.
Remedios naturales:
El Aceite de árbol de té, por sus
propiedades antifúngicas, puede añadirse al agua, para la higiene íntima
externa.
El Orégano, puede ser
beneficioso en caso de mujeres propensas a padecer este tipo de infecciones. Puede
aplicarse tópicamente o por vía oral.
La Salicaria, en infusión añadido al
agua del bidé, por su poder astringente.
El Ajo, con propiedades antifúngicas y antibióticas, inhibe el crecimiento de microorganismos patógenos.
- Mantener la zona seca.
-No usar tampones mientras
permanezca el problema, o durante el tratamiento.
- Evitar las duchas vaginales.
-Para la higiene intima utilizar un jabón específico, con un pH
adecuado para esa zona (entre 3.5 y 5.5) que ayude a restablecer la barrera
ácida que aporta una protección natural contra las infecciones fúngicas.
- Usar ropa interior de algodón y
si es necesario, compresas de algodón.
- Evitar la prendas ajustadas, favoreciendo al máximo la aireación
de la zona.
- Usar preservativo durante el
coito.
- Limpiarse siempre de delante
hacia atrás después de ir al baño.
- No abusar de la higiene íntima.
- Disminuir el consumo de azúcares
en la dieta.
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